jueves, 21 de julio de 2011

Cambio de creencias

Este post no es ofensivo pero si “puede ponerte a pensar” y, como eso no les gusta a todos, por eso terminó en este blog. Además de que por lo pronto es sólo un borrador, cuando haya terminado de digerir más estas ideas quizá incluso sea material para Pedazos de Carbono.

Pero a lo que vamos. Hace ya más de dos años, escribí un post detallando algunas de mis creencias, y en ese post aparecía el siguiente párrafo:
Otra de mis creencias, admito es la que menos fundamento científico tiene, es que sí creo en el “libre albedrío”. Me gusta (y esa es mi mejor razón) creer que vivimos en un mundo donde nosotros mismos estamos en control de las acciones y decisiones que tomamos en la vida. Para mí, de otro modo, la vida no tendría sentido. Mi vida no sería diferente a la de una marioneta que figura en una obra de teatro y se comporta siguiendo lo establecido en un guión. En particular tampoco me gusta la idea del ‘Destino’, pues siento que va en contra o que limita mi poder de decidir lo que yo hago con mi vida.
Bien, pues después de haber escuchado en varias ocasiones a Daniel Dennett, leído uno de sus libros e ir más o menos a la mitad del segundo, puedo decir que mi opinión está cambiando y me empiezo a convencer de la postura y los argumentos de Dennett. Los siguientes puntos definen más o menos el contexto de estas ideas:
  • Si el universo es determinista entonces, por definición, el transcurso de todos los hechos —y entre ellos todas mis decisiones— están ya pre-determinados desde el inicio del universo. Mis decisiones no son libremente determinadas por mi, sino por la física del universo.
  • Sin embargo, aún si el universo es completamente determinista, eso no excluye la posibilidad de que existan agentes (como yo) que, de una manera muy real y pragmática, toman decisiones, decisiones que además son la causa de sus posibles consecuencias.
  • (En un universo determinista) aún cuando las decisiones hayan sido ya determinadas por la física del universo, es a mi (y no necesariamente la física del universo) a quién podemos reconocer como el responsable de las consecuencias causadas por mis decisiones.
  • Agregar no-determinismo al universo no ayuda para nada. Por el contrario, una cantidad suficiente de determinismo es necesaria para que existan agentes que puedan tomar decisiones y ser responsables de sus consecuencias.
En resumen creo que mi nueva creencia sería algo como esto:
El “libre albedrío”, como cierto ingrediente “meta-físico” que no está sujeto a las leyes (y el posible determinismo) del universo, muy probablemente no existe. Sin embargo esto no es ningún problema para que en el universo puedan surgir agentes capaces de tomar decisiones que causan cosas en el universo; ya que esto puede ocurrir incluso en un universo determinista.
Formalmente, el “destino” puede o no existir (todo depende del determinismo del universo) pero, en un sentido práctico, no importa. Para todo fin práctico, el destino no existe.
Si todo esto suena muy extraño y contradictorio, estoy haciendo bien mi trabajo. Pero espero pronto poder ir aclarando, expandiendo y justificando estas ideas.

El verdadero libre albedrío no existe, pero el libre albedrío que sí es real puede ser un truco fascinante.

sábado, 21 de agosto de 2010

Un universo no hecho para nosotros

Apenas me encontré con este video que está de verdad genial. Es un tributo a Carl Sagan, donde se lee un fragmento de su libro Pale Blue Dot.


Pero de todo el video lo que más me impresionó y me conmovió fue la historia del jardín del Eden. En palabras de Carl Sagan.
How much more satisfying had we been placed in a garden custom-made for us, its other occupants put there for us to use as we saw fit. There is a celebrated story in the Western tradition like this, except that not quite everything was there for us. There was one particular tree of which we were not to partake, a tree of knowledge. Knowledge and understanding and wisdom were forbidden to us in this story. We were to be kept ignorant. But we couldn’t help ourselves. We were starving for knowledge—created hungry, you might say. This was the origin of all our troubles. In particular, it is why we no longer live in a garden: We found out too much. So long as we were incurious and obedient, I imagine, we could console ourselves with our importance and centrality, and tell ourselves that we were the reason the Universe was made. As we began to indulge our curiosity, though, to explore, to learn how the Universe really is, we expelled ourselves from Eden. Angels with a flaming sword were set as sentries at the gates of Paradise to bar our return. The gardeners became exiles and wanderers. Occasionally we mourn that lost world, but that, it seems to me, is maudlin and sentimental. We could not happily have remained ignorant forever.

Cambio de religión

Recientemente estuve discutiendo con un amigo algunas ideas sobre el papel que la ciencia o la religión tienen (o deberían tener) en nuestra vida como individuos y como sociedad. La discusión giraba, específicamente, entorno al alcance pero también las limitaciones que algo como la ciencia puede ofrecer para ayudarnos a hacer juicios y tomar decisiones en nuestra vida diaria.

Un poco en broma, pero también bastante en serio, mi “Religión” en Facebook está declarada como “Científico”. La idea siendo que yo creo en la ciencia como una herramienta que nos puede servir para “acercarnos a la verdad” y en general para informar mejor nuestras decisiones. Sin embargo, como producto de esta discusión reciente, y especialmente en vista de las limitantes que la ciencia tiene para realmente guiarnos en todas las problemáticas a las que nos enfrentamos día a día como humanos, es que finalmente me llegué a convencer de esta necesidad. Tengo que cambiar mi religión.

Es por eso que a partir de ahora mi religión no estará ya registrada como “Científico”, ahora prefiero reconocerme a mi mismo como “Humanista secular”.

¿Pues que se imaginaban? :P No, ya en serio, si tuve esta discusión con uno de mis amigos y si, como producto de esta discusión, me di cuenta que afirmar que mi religión es “La Ciencia” puede dar una impresión erronea sobre lo que realmente son mis creencias.

Por supuesto yo creo que la ciencia es una herramienta, que ha demostrado ser extremadamente útil, para ayudarnos a entender y comprender un poco más este mundo en el que vivimos. Entrender nuestro rol en este universo, en este planeta, nuestro rol como humanos para con el ambiente y los seres vivos (animales, plantas y más) con quienes compartimos también nuestro hogar.

Sin embargo yo no creo que todo se pueda (o deba) resolver con ciencia. Es de hecho ridículo y nada práctico pretender tengamos que hacer un estudio doble-ciego y con grupos de control para justificar todas y cada una de las decisiones que tomamos día a día en nuestra vida. Más aún, estoy consiente y disfruto mucho de saber que soy un ser humano que siente y experimenta emociones. Hay cosas que me ponen contento, hay cosas que me ponen triste, hay cosas que me excitan, hay cosas que me frustran, hay cosas que me emocionan, hay cosas que me hacen sentir amor, cariño, compasión, incluso temor. Y no me cuesta ningún trabajo el tomar decisiones completamente irracionales que estén más bien “justificadas” por mis emociones y mis sentimientos en el momento. Procuro estar consciente de cuando tomo estas decisiones “irracionales”, especialmente para estar atento y en caso de que las cosas no vayan por el camino que yo esperaba poder meterle un poco el freno a las emociones y sentarme a pensar dos veces las cosas antes de seguir. Sin embargo, como todos, soy una persona que me gusta sentirme realizado, me gusta sentirme emocionado, me gusta sentirme vivo.

Ahora, más allá de la razón y la emoción (y este era el punto en la discusión con mi amigo) estoy también consciente de que hay otra componente que se debe de considerar al momento de tomar nuestras decisiones: la moral.

Y parte de lo que yo mencionaba (espero en algún momento escribir un post detallado al respecto, pero por lo pronto aquí va el resumen) es que la ciencia (como método abstracto) no sabe ni se interesa por ninguna cuestión de moral. La ciencia nos puede decir que la temperatura, o el color, o el tamaño de tal cosa es esta o aquella, pero la ciencia no nos puede decir si algo es “bueno” o “malo” en un sentido moral. Por supuesto que la ciencia nos puede ayudar a informar nuestra decisione, pero el juicio moral es algo que al final nosotros como humanos tenemos que hacer. Es una decisión que nosotros debemos de tomar en función de las cosas que queremos y las cosas que valoramos, para nosotros como individuos y para todos como humanidad.

Es por eso que creo que Humanismo secular describe mejor (de una manera más completa) lo que es mi “religión”, mi “filosofía de la vida”, mis ideales y mis valores. Quizá es la primera vez que escuchen hablar de este término, “Humanismo secular”, así que para terminar aquí les dejo algunos de los principios que conforman a esta filosofía de vida:
  • Necesidad de poner a prueba nuestras creencias.
  • Apoyarnos de la razón, evidencias y el método científico para informar nuestras decisiones.
  • Buscar estimular el crecimiento, la creatividad y el sentirse realizados. Para todos, como individuos y también como humanidad.
  • Una búsqueda constante por la verdad.
  • Preocupación por esta vida (y no por posibles “vidas” futuras).
  • Tener una conducta ética.
  • Construir un mundo mejor para nosotros y nuestras futuras generaciones.

martes, 10 de agosto de 2010

Sobre como (no) predicar el ateismo

(Este post esta muuuy largo, así que léanlo cuando tengan un tiempo y si pueden luego me dicen también que es lo que opinan.)

Aquí puedo ser claro y directo: yo pienso que este sería un mundo mejor si la religión no existiera.

Creo que cualquier sistema donde creer sin questionar, sin evidencia (tener fe) sea valorado más que tener una mentalidad crítica, aceptar nueva información con escepticismo, exigir evidencias para afirmaciones extraordinarias, y tener curiosidad por entender la realidad de nuestro universo, tiene graves consecuencias. Primero porque un sistema así puede ser (y frecuentemente es) abusado por los líderes o proponentes de dicho sistema; pero quizá más importante porque creo que es un obstáculo para el desarrollo personal de cada individuo (principalmente en su toma de decisiones) y en general para el desarrollo de todos como humanidad (y las decisiones que también como humanidad tenemos que tomar).

Me encantaría poder tronar los dedos y así, casi como por arte de magia, hacer que de un día a otro la religión desaparezca de la faz de la tierra. Desafortunadamente para mi, tampoco creo en la magia.

El problema es ¿cómo convencer a la gente de que deje su religión? ¿cómo hacerles ver de los peligros de la religión? ¿o de las pocas evidencias o razones que tenemos para creer en afirmaciones religiosas?

Quienes me conocen saben cual es mi posición. No creo que sea de ninguna utilidad, y es incluso contraproducente, el ir directamente a predicar el ateismo o atacar a las creencias de las personas. Richard Dawkins, aunque como divulgador de la ciencia es mi ídolo, en su papel de ateo siempre lo he criticado. A nadie vas a convencer diciéndole: “mira, piénsalo bien, analízalo, tus creencias son estúpidas”. Las personas se sienten ofendidas, con justa razón, y se cierran a defender aún más sus creencias.

Por otro lado entiendo el sentimiento de Dawkins. Quienes han seguido mis posts recientes, aquí y en el blog oficial, saben que apenas terminé de leer su libro The greatest show on earth. Claro y directo Dawkins lo dice—el prólogo y un apéndice entero están dedicados a eso—su libro es una respuesta al más del 40% de la población en países desarrollados (ejemplos notables Estados Unidos y el Reino Unido) quienes piensan que la teoría de la evolución es falsa y el mito de la creación es verdadero. Esto no incluye a gente que piensan que la teoría de la evolución quizá es cierta pero de alguna manera está guiada por ‘Dios’, más del 40% de la población de esos países efectiva y literalmente piensa que la teoría de la evolución es falsa. (No quiero ni saber por donde andará ese porcentaje en México.)

Escondido en un pie de página en ese apéndice al final del libro cuenta también una historia que nos hace entender un poco de su frustración:
Tax-free status is easily obtained [in Britain] by almost any religious organization. Organizations that are not religious have to jump through hoops to demonstrate that they benefit humanity. I recently established a charitable foundation dedicated to promoting ‘Reasoning and Science’. During the protracted, extremely expensive, and ultimately successful negotiations to obtain charitable status, I received a letter from the British Charity Commission dated 28 September 2006 which contained the following: ‘It is not clear how the advancement of science tends towards the mental and moral improvement of the public. Please provide us with evidence of this or explain how it is linked to the advancement of humanism and rationalism.’ Religious organizations, by contrast, are assumed to benefit humanity without any obligation to demonstrate it and even, apparently, if they are actively engaged in promoting scientific falsehood. [énfasis mio]
A pesar de todo esto, siento que la estrategia de Dawkins no es la correcta.

También, como comenté aquí en posts anteriores Dawkins directamente ataca las a creencias (por momentos no está lejos de mofarse) de los creyentes en el dichoso 40% a quien su libro es una respuesta. En uno de los insultos más gratuitos se refiere también como “tree-hugging airheads” y “pop ecologists” a cierta clase de ecologistas; si un amante de los animales y la naturaleza se encontraba fascinado con la ciencia explicada en el libro hasta ese momento, justo ahí lo perdimos. El libro de Dawkins no va a convencer a nadie que no estuviera ya convencido. (Casi por principio decidí no leer The God Delusion, pero me gustaría saber la opinión al respecto de quienes sí lo leyeron.)

Como comentario al margen Dawkins dedica el primer capítulo entero (uno pequeño pero igual) a justificar que una teoría científica sólida (en particular la evolución, pero también por ejemplo la gravedad) se debe considerar como un hecho incontrovertiblemás allá de cualquier duda razonable, y sólo siendo muy pedantes podríamos estar en desacuerdo. Bien, pues yo voy a ser ese pedante. La ciencia no puede probar nada (énfasis en probar). Es enteramente posible (aunque ciertamente muy poco probable) que la teoría de la gravedad esté incluso fundamentalmente mal. Alguna vez discutía en un pub (Ok, quizá la cerveza tuvo algo que ver) que nada nos dice que si suelto mi vaso de cerveza no pueda de pronto esta ‘caer’ para arriba. Es fantásticamente improbable (dado nuestro conocimiento actual de cómo funciona la gravedad) pero es posible. Del mismo modo es quizá extremadamente improbable que las anécdotas contadas por tradiciones religiosas sean ciertas, pero es ciertamente también posible que todas ellas describan literalmente hechos reales.

Yo pienso que hay que dejar de tratar de vender a la ciencia como si fuera una generadora de hechos o de verdades. La ciencia produce teorías, posibles explicaciones, y su valor está en en la utilidad que esas teorías nos brindan. En vista de las teorías de la relatividad y la física cuántica, ¡la teoría de la mecánica de Newton es falsa! ¡Está mal! Pero eso no quiere decir que esa teoría no nos pueda ser de mucha, muchísima, utilidad (y aún decir ‘muchísima’ para esta teoría es casi peyorativo). Y yo insisto. No, no, y no, la ciencia no produce hechos ni verdades. (¡Sólo en matemáticas tenemos ese privilegio! :-P Ok, chiste malo y, siendo honestos, Dawkins también lo reconoce.)

Pero regresando al punto de como no tratar de convencer a las personas, hasta hace unos años esta sería simplemente mi opinión, lo que me ‘late’ y ‘no me late’ que funciona para tratar de ‘convencer’ a alguien. Sin embargo recientemente he encontrado también más y más evidencias que respaldan a mi posición. ¿Que dónde las he encontrado? Donde más, en estudios científicos.

Este es el enemigo al que nos enfrentamos: Disonancia cognitiva. Cuando una persona cuenta ya con un conjunto de creencias y se le presenta nueva información contradictoria, en la mente del individuo ocurre una ‘disonancia’ que debe de tratar de minimizar. Si la nueva evidencia parece contundente y es difícil de refutar vamos a encontrarnos con el efecto de racionalización, un mecanismo de defensa en el que uno trata de inventar excusas para justificar sus anteriores creencias en presencia de la nueva evidencia. (Esta es justo la experiencia personal que yo alguna vez describí.) Especialmente para creencias fuertemente arraigadas, la cantidad de evidencia requerida para derrocarlas va a ser muy fuerte y, en la mayoría de los casos, para las personas es mucho más fácil resolver la disonancia simplemente ignorando o rechazando por completo la nueva evidencia. Peor aún, si ‘ciencia’ es la aparente culpable de la información disonante, es mucho más fácil y sencillo simplemente desconfiar de toda la ciencia. Incluso de la que ha incrementado nuestra esperanza y calidad de vida, incluso de la que simple y llanamente salva vidas.

Las conclusiones de varios estudios recientes sirven para desanimar y tirar un valde de agua fría sobre todos quienes creemos que es importante la promoción de la ciencia. Los tres primeros vienen de un artículo en el blog de Steven Novella (de hecho recomiendo ampliamente que vayan a leerlo), y datos sobre el último de ellos los pueden encontrar en una nota del Washington Post.
  1. Las personas confían más en las historias y anécdotas emocionales contadas por sus familiares y amigos, que en estadísticas y datos sólidos (pero fríos). Las personas desconfían en general de la información provista por el gobierno. Las personas suelen convencerse más fácilmente por historias sobre riesgos, que por historias sobre beneficios. (Por ejemplo, aún cuando los beneficios de vacunarse sean mucho mayores que cualquier posible riesgo, las personas pueden fácilmente convencerse de no vacunarse si escuchan historias [incluso falsas] sobre posibles riesgos.)
  2. Cuando las personas se ven confrontadas por información científica que contradice sus creencias, una reacción común es desconfiar y apuntar que la ciencia es impotente y no puede probar nada. No sólo la ciencia que contradice a sus creencias sino a toda la ciencia por completo.
  3. Las personas tienden más a creer en algo si piensan que la mayoría de las personas tienen también esa creencia. Pero mucho peor, las personas tienden más a creer en algo si piensan que la ciencia rechaza esa creencia. (Aquí el experimento era en el contexto de percepción extrasensorial.)
  4. Si a un grupo de personas le presentas cierta información y le dices que es falsa, tres días después una fracción significativa de ellos ¡van a recordar a la información como verdadera! Peor aún, van a recordar al lugar donde lo leyeron ¡como la fuente donde se afirma que es verdadera! (En el experimento, por ejemplo, la gente recordaba después de tres días a la CDC como la fuente donde leyeron que “los efectos secundarios de la vacuna contra la gripe son peores que la misma gripe”.)
¡Diantres! ¿Y qué hacemos entonces?

La respuesta es que no lo se, pero armados con este conocimiento podemos (como comunidad científica/divulgadora) tratar de idear estrategias que sirvan para mejor promover a la ciencia y la razón. Quizá ahora sea mucho más obvio, pero la creación de este mismo blog que están leyendo ahora es un intento mio por evitar causar ‘disonancia’ entre los lectores de mi blog principal, con el que quiero promover y divulgar ciencia (y que activamente promuevo en Facebook/Twitter entre familiares y amigos).

Mi post de Enfrentando al cancer, por ejemplo, fue un experimento tratando de hacer uso de las conclusiones del primer estudio en la lista de arriba. No presentar las estadísticas ni los datos fríos (aunque si las buscan con cuidado también están ahí), sino una historia personal emocional con la que alguien se pueda identificar. Más aún, el post trataba de resaltar los riesgos de utilizar medicina alternativa, tanto o más que los posibles beneficios que la medicina podría aportar (esta vez ‘medicina’, sin calificativos).

Los resultados del segundo estudio refuerzan mi idea de no tratar de vender a la ciencia como generadora de verdades (que además, como ya dije, ¡es falso!). “¡Pero la ciencia no puede probar nada con absoluta certeza!”, alguien te dice. No desperdicies tu tiempo tratando de convencer a la persona de que si, que lo que dice la ciencia tiene que ser un hecho. La alternativa: “Si, en eso tienes razón.” (¡no disonancia, la persona te sigue escuchando!) “Pero mira toda esta evidencia, todas estas cosas que nos encontramos al observar el mundo y la naturaleza, están super interesantes ¿no?. Como dices la verdad es que quien sabe, pero pues ahí hay algunas cosas que te ponen a pensar.” De nuevo no disonancia, sin querer la persona ya se dejó y por lo menos escuchó la evidencia, al menos las ideas están ya plantadas en su mente. Deja que la evidencia hable por si sola, que sea la persona también sola la que (a su ritmo y sin ninguna presión) resuelva sus propias disonancias de la manera que mejor le convenga. En las palabras de Morpheous (¡woa, una referencia de Matix!): “I’m trying to free your mind, Neo. But I can only show you the door. You’re the one that has to walk through it.”

Sobre el último de los estudios quizá la moraleja que nos queda es evitar usar el formato de “aquí está un mito” y “aquí está por qué es falso”. Lo mejor es quizá presentar la información que es verdadera y hacer poca o no referencia al mito. Aunque es también difícil saber cómo o donde pintar la linea. Por ejemplo en el post de No vaya a ser y más aún en el de ¿Será niño o niña?, ambos posts empiezan suponiendo que caer y creer en el ‘mito’ (la inferencia incorrecta en el primer caso y la transa en el segundo) es algo que le puede ocurrir a cualquier persona razonable. Aunque hay tintes que sugieren escepticismo, esta fórmula de empezar diciendo “creer en el mito puede parecer de hecho muy razonable” en lugar de “¿pueden creer que hay gente tan tarada que se cree esto?” la utilicé como un intento de reducir también la disonancia.

Es más, durante un buen tiempo en mi borrador del post más reciente sobre el libro de Dawkins, había un segundo párrafo que explícitamente mencionaba que la teoría de la evolución no iba en contra de las creencias católicas (y respaldado con una liga a un texto de Juan Pablo II donde lo afirma), igual con la idea de “bajar la guardia” de alguna persona muy católica que se topara con el post y tuviera eso en la mente. Sin embargo en ese caso decidí que lo mejor era ni siquiera hacer mención de la posible “contradicción”, pues era casi como decirle a una persona “no pienses en un oso polar” y esperar que no se le venga inmediatamente a la mente la imagen de un oso polar.

Anyway, ¿qué onda con mis posts tremendamente largos últimamente? Creo que ya es buen momento de terminar y sólo quiero agregar algo. Está implícito en todo el post pero creo de todas maneras que es importante decirlo con todas sus letras: No importa si nunca se logran erradicar a las religiones de la tierra (es muy probable incluso que eso sea imposible), dejemos que la gente crea cada quien en lo que quiera. Pero si logramos hacer que cada uno de nuestros familiares y amigos sean un poco más escépticos, un poco más racionales, que conozcan un poco más de ciencia, sólo con eso habremos ya ganado una de las batallas más importantes.

jueves, 5 de agosto de 2010

Dios es bueno

Hoy alguien publicó en Facebook

Mi hermana se accidentó. Ella está bien gracias a Dios pero estará en hospital algunos días. Dios es bueno. Todo esto pudo haber sido mucho peor de lo que es.

Wow, que buena onda de Dios, le dio en la madre a tu hermana pero, como es bueno, no fue “mucho peor”.

Perdón si mi nota parece insensible, pero es que en verdad se me revuelve el estómago cuando veo que alguien piensa de esta manera. Además, ese era el pretexto de este blog, es mi válvula de escape para este tipo de cosas.

Me recuerda también a esta nota que apenas salió en PostSecret e igual tenía ganas de compartir.


miércoles, 4 de agosto de 2010

El Último Adios

En la primera leída no le vi mucho chiste, pero al releerlo por segunda vez el comic más reciente de Cectic le dio a uno de mis puntos sensibles y en verdad me conmovió.


Y es que me recordó a una de las preguntas más duras a las que los no-creyentes nos enfrentamos. Cuando ese momento llega, cuando perdemos a un ser querido, ¿qué nos queda? ¿quién nos va a dar consuelo o esperanza? ¿en qué o quién nos podemos aferrar?

La respuesta la tenemos aquí: la gente. No hay necesidad de buscar nada “allá arriba”, nos tenemos unos a otros, como amigos, como familia, como humanidad.

miércoles, 21 de julio de 2010

The gaps in the evidence

Sigo leyendo The Greatest Show on Earth y ¡me está encantando! La discusión científica sobre la evidencia que tenemos sobre la teoría de la evolución es increíble y fascinante, pero eso será algo que me esperaré para comentar en el otro blog una ves que termine de leer el libro.

Pero Dawkins, Dawkins, tu promesa de que este no es un libro anti-religión ¡la vas rompiendo en cada capítulo! :P Y tampoco es que me queje, me encanta que lo haga, sobre todo cuando es en base a argumentos sólidos y bien fundamentados. Y pues también se lo tengo que reconocer, el libro más que anti-religión es anti-creacionista; y supongo que debe de ser difícil escribir un libro sobre evolución sin criticar al mismo tiempo los argumentos creacionistas.

Pero al punto, este post es para compartirles otro pequeño extracto del libro que me encantó, y la verdad que me dió mucha pero mucha risa. Para ponerlos en contexto, a lo largo del libro Dawkins explica el trabajo que hacen los biólogos en materia de evolución con la analogía de un crimen sin testigos, que por lo tanto nadie estuvo ahí para ‘verlo’, y un detective que trata de reconstruir los detalles de lo ocurrido basando en las pistas y evidencias dejadas en la escena del crimen.

Let's again make use of our analogy of the detective coming to the scene of a crime to which there were no eye witnesses. The baronet has been shot. Fingerprints, footprints, DNA from a sweat stain on the pistol, and a strong motive all points toward the butler. It's pretty much an open and shut case, and the jury and everybody in the court is convinced that the butler did it. But last-minute pice of evidence is discovered, in the nick of time before the jury retires to consider what had seemed to be their inevitable verdict of guilty: somebody remembers that the baronet had installed spy cameras against burglars. With bated breath, the court watches the films. One of them shows the butler in the act of opening the drawer in his pantry, taking out a pistol, loading it, and creeping stealthily out of the room with a malevolent gleam in his eye. You might think that this solidifies the case against the butler even further. Mark the sequel, however. The butler's defence lawyer astutely points out that there was no spy camera in the corridor leading from the butler's pantry. He wags his finger, in that compelling way that lawyers have made their own. ‘There's a gap in the video record! We don't know what happened after the butler left the pantry. There is clearly insufficient evidence to convict my client.’

In vain the prosecution lawyer points out that there was a second camera in the billiard room, and this shows, through the open door, the butler, gun at the ready, creeping on tiptoe along the passage towards the library. Surely this plugs the gap in the vide record? Surely the case against the butler is now unassailable? But no. Triumphantly the defence lawyer plays his ace. ‘We don't know what happened before or after the butler passed the door of the billiard room. There are now two gaps in the video record. Ladies and gentlemen of the jury, my case rests. There is now even less evidence against my client than there was before.‘

Richard Dawkins, The Greatest Show on Earth.